
El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) permite dimensionar con precisión el esfuerzo económico que deberá realizar la cadena ganadera bovina argentina durante 2025 para sostener su operatoria y garantizar un flujo estable de producción de carne.
Con una metodología que combina datos oficiales, fuentes técnicas y estimaciones propias, se proyecta un desembolso total de US$ 20.322 millones, un volumen que expone la magnitud del capital de trabajo e inversión estructural que requiere año tras año uno de los complejos productivos más relevantes del país.
A continuación se desarrolla un análisis extendido y más profundo de cada componente del costo.
Punto de partida: un stock bovino de 51,6 millones de cabezas
El stock inicial no sólo representa cuántos animales hay, sino que determina la escala completa del sistema productivo. A partir de este dato surgen:
Las necesidades de alimentación, tanto basal (pasturas) como suplementaria (granos y balanceados).
Los requerimientos sanitarios, que están directamente vinculados con la cantidad de cabezas y las categorías que componen el rodeo.
El nivel de reposición necesario para sostener la productividad, especialmente en vientres.
La infraestructura y logística que exige un rodeo disperso territorialmente, con movimientos entre campos, engordes y frigoríficos.
El volumen de capital inmovilizado en animales vivos, que condiciona tanto la estructura financiera como el riesgo general del negocio.
En un país con amplias variaciones climáticas, ciclos de seca y heterogeneidad productiva, mantener estable un stock superior a 50 millones de cabezas implica un esfuerzo sostenido y una planificación continua.
1. Gastos directos – US$ 4.117 millones
Son los costos que impactan de manera inmediata sobre la producción primaria y determinan la eficiencia física del sistema.
• Alimentación (73% del total de gastos directos)
La alimentación es el principal componente de este rubro porque el sistema ganadero argentino combina pastoreo con suplementación estratégica.
Suplementación (US$ 1.926 millones)
Incluye granos (maíz, sorgo, cebada), expellers, balanceados, sales minerales y núcleos proteicos. En años con menor oferta forrajera, este rubro aumenta significativamente porque actúa como soporte para mantener ganancias de peso.
Pasturas y verdeos (US$ 1.060 millones)
Cubre los costos de siembra, fertilización, control de malezas, renovación, mantenimiento de pasturas implantadas y la implantación de verdeos invernales o estivales. Estas inversiones determinan la oferta forrajera base, esencial para la cría y la recría.
• Mano de obra (US$ 688 millones)
Considera salarios, aportes patronales, contrataciones temporarias y personal para labores de campo (alambrados, aguadas, manejo cotidiano del rodeo). La ganadería es un sistema que demanda presencia permanente: recorridas, atención en pariciones, movimientos internos y control sanitario.
• Sanidad animal (US$ 443 millones)
Incluye vacunación obligatoria (aftosa en zonas donde corresponde, brucelosis, carbunclo), control parasitario, tratamientos preventivos y curativos. La sanidad es un componente crítico porque impacta tanto en la productividad como en la trazabilidad exigida por los mercados internacionales.
2. Gastos de comercialización – US$ 755 millones
Son los costos necesarios para que la hacienda pueda ser vendida y trasladada a los destinos donde se faena o continúa el proceso productivo.
• Comisiones y servicios comerciales (62,4%)
Comprenden remates feria, servicios de consignatarios, subastas electrónicas, mercados concentradores, certificaciones y comisiones por ventas directas. Este segmento refleja la importancia de la intermediación profesional en la formación de precios y en la trazabilidad.
• Transporte de animales (37,6%)
Incluye fletes entre campos, movimientos hacia engordes a corral, traslados por manejo forrajero y envíos a frigoríficos. La ganadería argentina está dispersa en un territorio muy amplio, lo que convierte al transporte en un factor clave y sensible al precio del combustible.
3. Gastos indirectos – US$ 4.475 millones
Son los costos de estructura necesarios para sostener la actividad más allá de los gastos operativos inmediatos.
• Estructura operativa (US$ 2.827 millones)
Engloba:
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Personal administrativo y gerencial
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Asesoramiento técnico (veterinario, nutricional, contable, legal)
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Combustibles, lubricantes, mantenimiento de maquinarias
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Energía eléctrica, comunicaciones
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Seguros rurales, asistencia mecánica, amortizaciones
Esta estructura permite coordinar y sostener la operatoria diaria de miles de establecimientos, desde campos pequeños hasta grandes empresas ganaderas.
• Arrendamientos y pasturas (US$ 1.397 millones)
Muchos productores trabajan sobre campos alquilados o arrendan pasturas y recursos forrajeros. Este rubro está fuertemente ligado al precio del novillo porque los valores de alquiler se ajustan según indicadores ganaderos.
• Financiamiento (US$ 251 millones)
Refleja los intereses y costos financieros derivados de créditos de corto plazo (compras de insumos, alimentación) y de mediano plazo (inversiones con retorno diferido). En un contexto de tasas cambiantes y riesgos climáticos, disponer de financiamiento adecuado es un factor determinante para la continuidad del negocio.
4. Inversiones en bienes durables – US$ 1.021 millones
Se orientan a modernizar y expandir la infraestructura necesaria para producir de manera eficiente:
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Maquinarias agrícolas
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Equipos de manejo (corrales, mangas, embarcaderos, balanzas electrónicas)
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Sistemas de alimentación y almacenamiento (silos, mixers)
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Infraestructura hídrica (aguadas, bombas, perforaciones)
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Vehículos de campo
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Construcciones rurales, galpones, instalación eléctrica
Estas inversiones tienen impacto de largo plazo, reducen pérdidas, mejoran bienestar animal y permiten sostener la competitividad del sistema.
5. Reposición de hacienda – US$ 9.954 millones
Es, por amplia diferencia, el mayor rubro de la cadena.
Incluye:
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Compra de terneros para invernada y engorde
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Reposición de vacas y vaquillonas (estimada en 20% anual sobre el total de vientres)
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Inversiones en genética, tanto toros como vientres seleccionados
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Animales para expansión de rodeos, en sistemas que buscan crecer o recomponerse
Este rubro es muy sensible al precio del ternero, que actúa como un termómetro de las expectativas futuras del sector.
Una cadena de alto impacto económico y territorial
El estudio confirma que la ganadería bovina es una actividad que requiere capital intensivo, inversión permanente y gestión profesional. Su operación moviliza:
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miles de empleos directos e indirectos,
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demanda de insumos industriales y servicios,
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infraestructura rural,
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cadenas logísticas y comerciales distribuidas por todo el país.
Además, su aporte exportador y su rol en el arraigo poblacional la convierten en una actividad estratégica dentro del entramado productivo argentino.
En 2025, sostener la estructura completa de la cadena demandará más de US$ 20.000 millones, una cifra que ilustra con claridad la envergadura económica de un sector que, pese a los desafíos climáticos, financieros y de costos, continúa mostrando dinamismo y capacidad de adaptación.