En un corredor de 96 kilómetros conocido como la Ruta del Cereal, se está llevando adelante una obra largamente esperada que busca transformar la logística productiva y la conectividad entre varios distritos del oeste bonaerense.
El proyecto, reactivado por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, contempla la pavimentación y repavimentación de los 47 kilómetros faltantes que unen las localidades de Salazar y Garré, hasta empalmar con la Ruta Nacional 33.
Este camino es vital para la producción agrícola y ganadera, atravesando los distritos de Pehuajó, Daireaux, Guaminí, Trenque Lauquen y Tres Lomas. Por él circulan más de 260.000 cabezas de ganado, y se transportan cultivos como soja, maíz, trigo y girasol, además de productos lácteos y sus derivados. Su importancia quedó de manifiesto desde 1977, cuando comenzó a decaer el ramal ferroviario que conectaba esta región con los puertos de Quequén y Bahía Blanca.
Mauricio Menéndez, inspector de la obra, explica que los trabajos actuales incluyen 45 km de pavimentación y 2 km de repavimentación, con la técnica de asfalto espumado. Las tareas se retomaron en mayo y ya cuentan con 8 km de avance, con un objetivo de comenzar la colocación de carpeta asfáltica a mediados de agosto. En total, trabajan unas 50 personas, muchas de ellas contratadas en localidades de la zona como Salazar, Mones Cazón, Girodías y Pehuajó.
Vecinos y trabajadores destacan la transformación que la obra implica para la comunidad. Desde la mejora del tránsito cotidiano, especialmente en días de lluvia, hasta la generación de empleo local y el impulso económico a través del consumo en comercios, ferreterías y servicios.
Una trabajadora cuenta cómo logró integrarse al equipo tras quedarse sin empleo: “Me animé a preguntar, me tomaron y hoy manejo maquinaria. Me crié en el campo, así que no me cuesta adaptarme. Todos queremos que se termine esta ruta”.
Desde el sector empresarial, se subraya el ahorro en costos logísticos. Hoy, para acceder a la Ruta 33 desde Salazar, hay que hacer 50 km de tierra o desviar considerablemente por Peguajó o Guaminí, lo que encarece el transporte. Con la nueva ruta, el acceso será más directo y eficiente.
La comunidad vive este avance con entusiasmo y esperanza. Como afirma un productor local: “No hay nadie en Salazar que esté triste por esto. Esta vez sentimos que se va a terminar y que todo va a cambiar”.
Cuando finalice la obra, Garré quedará completamente conectada, consolidando un eje vial esencial para el desarrollo de toda la región.