
El repunte del mercado australiano impulsó las cotizaciones locales y devolvió el optimismo a los productores patagónicos, que comienzan la nueva temporada con mejores perspectivas después de varios años de precios deprimidos.
El precio de la lana retomó una tendencia claramente alcista en los principales mercados internacionales, liderada por Australia, que es la referencia mundial para este producto. En ese país, el indicador de precios acumula ya ocho semanas consecutivas de subas, un fenómeno que no se registraba desde hace seis años y que está reconfigurando el panorama del comercio lanero global. La mejora responde a una combinación de factores: una menor oferta de lanas finas por condiciones climáticas adversas en Oceanía, una demanda más firme por parte de China e India —principales compradores— y una progresiva reactivación de la industria textil de lujo en Europa.
Este impulso externo se reflejó rápidamente en las primeras licitaciones de la temporada en la Patagonia, donde algunos lotes se vendieron hasta un 25% por encima de los valores del año pasado, generando un clima de optimismo entre los productores, que ven recuperarse un sector clave para la economía regional. En la subasta realizada el 9 de octubre en el centro de acopio Patagonia Norte, en Carmen de Patagones, participaron 13 productores que ofrecieron 16 lotes, totalizando 52.250 kilos de lana. Según datos del Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense, PROLANA y el INTA Viedma, el promedio de finura fue de 20,8 micras, con un rinde al peine del 55,3% y un largo de mecha de 100 milímetros, indicadores de una calidad superior. En la puja participaron empresas exportadoras de primer nivel, como Lempriere, Ituzaingó, Fuhrmann y Chargeurs Wool, lo que también refleja el renovado interés del mercado.
“En los próximos diez días se termina la esquila de preparto, y ya estamos organizando las próximas ventas conjuntas en Comallo y Jacobacci”, explicó Andrés Gaetano, jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Jacobacci. Este tipo de licitaciones colectivas, impulsadas por el programa PROLANA y acompañadas por el INTA, han demostrado ser una herramienta eficaz para que los pequeños y medianos productores mejoren sus ingresos, al eliminar intermediarios y concentrar volúmenes que atraen a compradores internacionales. Además, promueven la transparencia en los precios y fomentan una mayor profesionalización del sector.
La comparación interanual es elocuente: en octubre de 2024, las lanas de calidad similar —21 micras y 62% de rinde— se pagaban a 4,30 dólares por kilo base sucia, mientras que ahora alcanzan los 5,10 dólares, una mejora del 25% que se consolida como una de las más importantes de los últimos años. Aunque en los últimos días el mercado australiano mostró una leve retracción, los analistas estiman que cerca del 70% del incremento logrado se mantendrá estable, lo que abriría un panorama muy favorable para las lanas finas y superfinas de la estepa rionegrina, que podrían alcanzar precios de entre 5,30 y 6 dólares por kilo en los próximos meses.
El rebote de precios también está contribuyendo a descomprimir el sobrestock que había frenado la actividad de la industria local durante gran parte de 2023 y 2024. “Las empresas estaban con problemas de liquidez y esperaban la señal de Australia. Ahora, con una tendencia más firme y mejores expectativas, podrán volver a comprar, exportar y renovar galpones”, explicó Gaetano. Este proceso no solo beneficia a los productores, sino que también reanima a los lavaderos, peinadurías y transportistas, actores clave de una cadena de valor que genera miles de puestos de trabajo directos e indirectos en la región.
El sector lanero patagónico, que combina tradición ganadera, calidad de producto y creciente organización cooperativa, encuentra en esta coyuntura una oportunidad para consolidar su posicionamiento internacional. El desafío ahora será sostener la calidad y la trazabilidad, factores que los mercados de alto valor —como Europa y Japón— valoran cada vez más, y aprovechar este ciclo favorable para invertir en tecnología, infraestructura y capacitación. Si las condiciones se mantienen, la temporada 2025 podría marcar el inicio de una nueva etapa de crecimiento sostenido para la lana argentina.