La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) alertó sobre la gravedad de la situación que atraviesa gran parte del interior bonaerense debido a las intensas inundaciones registradas en los últimos meses.
Según la entidad, el fenómeno ya afecta a más de dos millones de hectáreas productivas, lo que genera consecuencias directas en la producción agropecuaria, pero también en la vida cotidiana de miles de familias rurales que enfrentan serias dificultades para desarrollar sus actividades diarias.
El informe difundido por Carbap detalla que en los últimos 60 días las precipitaciones extraordinarias ampliaron de manera preocupante la superficie anegada. Mientras que en marzo el epicentro se concentraba en distritos como 9 de Julio, Bolívar, 25 de Mayo y Carlos Casares, hoy el área comprometida se expandió a toda la cuenca del río Salado, con más de dos millones de hectáreas bajo agua. Si a esa cifra se le suma la superficie inoperable por falta de piso para el tránsito de la maquinaria agrícola, el área en riesgo productivo asciende a más de tres millones de hectáreas, lo que amenaza seriamente la campaña agrícola y la cría de ganado en la región.
Frente a este panorama, la entidad ruralista volvió a poner en el centro del debate la paralización de las obras del Plan Maestro del Salado, una iniciativa clave para ordenar los escurrimientos hídricos y prevenir inundaciones en la llanura bonaerense. Según Carbap, las obras quedaron interrumpidas por decisión del Gobierno nacional encabezado por Javier Milei, que mantiene retenidos los recursos correspondientes al Fondo Hídrico, un mecanismo creado justamente para financiar este tipo de proyectos.
El presidente de Carbap, Ignacio Kovarsky, expresó su malestar al remarcar que se trata de un reclamo histórico del sector rural que atraviesa a distintas gestiones. “Faltan obras que son eternas, que nunca llegan. Se reclaman, se gestionan y nunca aparecen. Todos los años hablamos de lo mismo”, señaló, en alusión a la demora crónica de los trabajos de infraestructura hídrica.
Además, Kovarsky denunció que “existen impuestos creados para financiarlas, pero los fondos se desvían”, subrayando que la falta de ejecución de esos recursos no solo posterga las soluciones definitivas, sino que agrava cada año las pérdidas económicas y sociales provocadas por las inundaciones.
La entidad remarcó que la crisis no debe interpretarse únicamente en términos productivos, ya que las familias rurales enfrentan problemas de conectividad, dificultades para el acceso a los servicios básicos, pérdida de caminos y aislamiento de comunidades enteras. A medida que las lluvias persisten y el agua se acumula, el panorama se vuelve cada vez más complejo, comprometiendo tanto la seguridad de la producción como la calidad de vida en vastas zonas del interior bonaerense y pampeano.
En este contexto, Carbap reclama la reactivación urgente de las obras hídricas comprometidas y una política sostenida que permita prevenir estas situaciones recurrentes, que año tras año ponen en jaque a una de las principales regiones productivas del país.