El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) emitió una advertencia contundente sobre la situación actual del sistema yerbatero en Argentina, señalando que se encuentra “en riesgo” debido a una serie de factores económicos, productivos y regulatorios que afectan principalmente a los productores.
Según el informe correspondiente al primer semestre de 2025 (enero-junio), el procesamiento de hoja verde sufrió una caída significativa, alcanzando un total de 449,55 millones de kilogramos, lo que representa una retracción del 20,3% en comparación con el mismo período del año anterior. Esta reducción en la producción es alarmante porque indica una menor actividad en la base productiva, lo que podría tener consecuencias a mediano y largo plazo para toda la cadena yerbatera.
Por otro lado, el consumo interno mostró un comportamiento positivo al crecer un 7% interanual, totalizando 21,41 millones de kilogramos. Sin embargo, este aumento no logra compensar la caída con respecto a niveles más altos registrados en noviembre de 2023, con una diferencia negativa del 17,8%. En términos globales, el consumo durante los primeros seis meses del año cerró con un alza del 15,7% respecto a 2024, pero apenas se mantuvo estable con una ligera disminución del 0,3% si se lo compara con el mismo período de 2023.
En el plano internacional, las exportaciones de yerba mate mostraron un crecimiento destacado: aumentaron un 18% respecto al primer semestre del año anterior y un 30,8% en comparación con el promedio de los años 2019 a 2024. Este dato es positivo para la industria, ya que refleja una mayor demanda externa y oportunidades de mercado más amplias.
Sin embargo, las importaciones tuvieron una caída del 9,7% interanual en el primer semestre de 2025, aunque se ubicaron un 276,6% por encima del nivel registrado en el mismo período de 2023. Este aumento abrupto se explica en gran parte por la mayor entrada de yerba mate canchada y molida proveniente de países vecinos como Paraguay y Brasil, que creció un 80,1% en 2024 respecto a 2023, incentivada por reducciones impositivas y una apertura comercial más flexible.
Un aspecto clave que el INYM destaca es la marcada asimetría en la cadena productiva: mientras el precio final en góndola se ha reducido un 31,8% entre diciembre de 2023 y junio de 2025, el precio que reciben los productores por la hoja verde cayó un 45,9% en términos reales. Esto significa que, aunque el consumidor paga menos, la mayor carga del ajuste recae sobre los productores, quienes solo captan el 18,9% del precio final, un 5,5 puntos porcentuales menos que el promedio histórico de 2020-2024.
Esta disparidad pone en evidencia la falta de poder de negociación de los productores en un mercado concentrado, donde la industria y los comercializadores tienen mayor influencia. El Instituto advierte que la eliminación o debilitamiento del INYM, así como la falta de regulaciones adecuadas, profundizan estas desigualdades y dificultan la recuperación de los precios para el sector productivo.
El decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023, junto con la Resolución General 5490/2024 que redujo los impuestos a importaciones de materias primas y primeras elaboraciones de yerba mate, han desbalanceado aún más la cadena productiva. La apertura indiscriminada a las importaciones, sin una regulación que proteja a los productores locales, genera una competencia desleal que pone en riesgo la sustentabilidad del sistema yerbatero argentino.
A esto se suma el problema del desfinanciamiento del INYM, ya que la Secretaría de Agricultura no ha actualizado el valor de la estampilla (Tasa de Inspección y Fiscalización), principal fuente de financiamiento del Instituto, desde diciembre de 2023. Esta falta de actualización limita los recursos disponibles para la entidad y afecta su capacidad para intervenir y regular el sector eficazmente.
El INYM también remarca que se está repitiendo una historia ya conocida de la década de 1990, cuando se eliminaron entidades reguladoras como la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM) y el Mercado Consignatario Nacional, lo que llevó a una fuerte desregulación y debilitamiento del sector productor. El decreto actual parece seguir la misma lógica, bajo la bandera de una “modernización” que, en la práctica, representa una desregulación que favorece la concentración industrial y perjudica a los pequeños y medianos productores.
En síntesis, el sistema yerbatero argentino enfrenta un escenario complejo en el que la caída en la producción, la presión a la baja sobre los precios que reciben los productores y la apertura comercial sin controles adecuados ponen en riesgo la sostenibilidad del sector. Para revertir esta situación, el INYM subraya la necesidad de mantener y fortalecer las regulaciones que protejan a los actores con menor poder de negociación, garantizar el financiamiento del Instituto y adoptar políticas que equilibren la cadena de valor, asegurando un desarrollo justo y sustentable para todos los involucrados.