
El estudio del INTA destaca la importancia de la fertilización, especialmente en años secos, para mejorar la eficiencia en el uso del agua y aumentar los rendimientos de cultivos como el maíz.
En condiciones de sequía, la fertilización con nutrientes como fósforo, nitrógeno y azufre puede incrementar la eficiencia en el uso del agua hasta en un 73 %, lo que permite que los cultivos produzcan más kilos de grano por cada milímetro de agua disponible.
En particular, la fertilización con fósforo en años secos puede aumentar los rendimientos de maíz hasta en un 34 %, lo que se traduce en un beneficio económico significativo. En comparación, en años con condiciones más húmedas o neutras, como los años “Niño”, el incremento en los rendimientos es menor, pero aún notable (hasta un 7%).
A pesar de las condiciones hídricas restrictivas, la inversión en fertilización sigue siendo una estrategia clave para asegurar la rentabilidad y productividad agrícola. A medida que los expertos advierten sobre las posibles temperaturas elevadas y baja humedad en campañas futuras, enfatizan la necesidad de aplicar fertilizantes adecuados para maximizar los beneficios en términos de rendimientos y eficiencia en el uso del agua.