
El informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra) resalta una preocupante caída interanual del 18,5%, que representa uno de los peores registros históricos de las últimas tres décadas. Esta disminución se atribuye principalmente a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, consecuencia de la recesión y la inflación.
José Avila, un carnicero local, confirmó esta tendencia al notar una disminución en las ventas de carne, especialmente durante una semana afectada por la lluvia. Señaló que lo que más se vende son productos como la pulpa y la carne picada, destacando las ofertas como los elementos más demandados. La relación con los proveedores se ajusta a la baja, adaptándose a la disminución del consumo.
La ingesta per cápita de carne vacuna en marzo se situó en 42,6 kilos por año, representando una reducción del 4,2% en comparación con el año anterior. La faena de ganado vacuno también experimentó una caída significativa del 13,3% interanual en marzo de 2024, marcando uno de los niveles más bajos de actividad en 45 años. La sequía de los últimos años ha afectado tanto la disponibilidad de ganado como los índices de reproducción, contribuyendo a esta situación.
A pesar de estos desafíos, la exportación ha sido un salvavidas para algunos productores, representando un récord del 32,9% de la producción en los primeros tres meses del año. Sin embargo, el consumo interno ha disminuido, representando solo el 67,1% de la producción, frente al 75,2% en el mismo período del año anterior.
En términos de precios, el rubro de 'carnes y derivados' experimentó un aumento del 9,8% en marzo, siendo una de las subidas más moderadas en comparación con otros productos alimenticios. A pesar de esta inflación, los malos números en el consumo no han sido compensados, lo que refleja una situación desafiante para el sector.