
La siembra de sorgo granífero avanza de manera sostenida en el centro del área agrícola argentina, con un progreso que ya alcanza el 34 % del total nacional proyectado para esta campaña, estimado en 900.000 hectáreas, según informó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
Este ritmo de avance responde, en gran medida, a las condiciones climáticas favorables que predominan en varias regiones, donde la disponibilidad de humedad superficial está permitiendo una implantación uniforme y con adecuada emergencia del cultivo.
Las labores se concentran especialmente en zonas que durante las últimas semanas han acumulado precipitaciones suficientes para sostener el arranque del sorgo, un cultivo que, si bien suele mostrar mayor tolerancia a períodos de estrés hídrico en comparación con otros cereales estivales, requiere perfiles recargados para asegurar un buen establecimiento inicial. En este contexto, productores de regiones del centro y norte del país están aprovechando las ventanas de siembra con buena humedad, anticipando un potencial productivo favorable si las lluvias continúan acompañando durante el primer tramo del ciclo.
En la provincia de Córdoba, donde ya se implantó el 26 % del área proyectada, se registra un retroceso marcado en la intención de siembra, con una caída cercana al 13 % respecto del ciclo previo. Este descenso está relacionado principalmente con la fuerte competencia del maíz, cultivo que este año muestra mejores márgenes proyectados y una buena dinámica de avance gracias a la mejora en las condiciones climáticas. Como resultado, muchos productores cordobeses han reasignado superficie hacia el maíz, reduciendo la participación del sorgo dentro de sus planteos agrícolas.
Este ajuste en la superficie cordobesa podría derivar en una finalización más acelerada de las labores de siembra, ya que la menor área prevista simplifica la logística y reduce el tiempo operativo necesario. Sin embargo, la dinámica climática de las próximas semanas será determinante para confirmar si la ventana de implantación del sorgo logra cerrarse con normalidad y si las regiones con menor disponibilidad de agua pueden finalmente sumarse al ritmo de avance que hoy domina en zonas con perfiles mejor recargados.
En términos generales, las perspectivas para el sorgo en esta campaña dependen de cómo evolucionen las lluvias durante diciembre y enero, momentos críticos para el crecimiento inicial y el establecimiento del potencial de rendimiento. Si bien el cultivo suele adaptarse bien a escenarios de variabilidad climática, su performance final estará influida por la continuidad de las precipitaciones y la ausencia de eventos de estrés térmico durante las etapas tempranas. Por ahora, el panorama es moderadamente positivo, con un avance sostenido y condiciones edáficas que, en gran parte del área agrícola, están permitiendo un arranque de campaña ordenado y con buenas expectativas productivas.