
La tormenta de Santa Rosa ha provocado un impacto severo en el centro y norte de la provincia de Buenos Aires, dejando a su paso lluvias extremas que en muchas localidades superaron los 100 mm en pocas horas.
En casos excepcionales, como en Cruz Alta (Córdoba), se registraron 329,5 mm en apenas 24 horas, cifras que reflejan la magnitud del fenómeno climático. En Buenos Aires, distritos como Carlos Casares, Bolívar y 9 de Julio se vieron especialmente afectados, agravando una situación que ya era crítica debido a excesos hídricos acumulados en los últimos meses. Según Mario Reymundo, presidente de la Sociedad Rural de Carlos Casares, el escenario pasó “de ser un desastre a una catástrofe”, describiendo el nivel de daños a la producción agrícola y a la infraestructura rural.
El relevamiento de Carbap indicó que, antes de estas lluvias, ya había 711.343 hectáreas anegadas en el centro-oeste bonaerense, y si se suman otras zonas afectadas, la superficie total supera ampliamente el millón de hectáreas. Los partidos más comprometidos son 9 de Julio, con 118.929 hectáreas, seguido de Bolívar (100.123 ha) y Carlos Casares (100.057 ha). También se reportaron problemas significativos en Pehuajó, Hipólito Yrigoyen, Lincoln, Viamonte y 25 de Mayo. La magnitud del agua acumulada no solo paraliza la siembra de trigo —en 9 de Julio apenas se sembró entre el 30 y 35 % de lo proyectado— sino que también frena la cosecha de maíz y soja, e incluso amenaza con provocar pérdidas por anoxia en los cultivos de invierno. La logística en los tambos se ve comprometida, dificultando la alimentación del ganado y el traslado de productos.
El Consejo Asesor del Plan Maestro de la Cuenca del Salado, conformado por SRA, FAA, Coninagro, Carbap y la UIA, renovó su pedido de reactivación inmediata de las obras hídricas paralizadas, especialmente el Tramo IV.2 entre 25 de Mayo y Roque Pérez, considerado estratégico para mejorar el escurrimiento del agua. El organismo solicitó audiencias con el ministro de Economía, Luis Caputo, y funcionarios de Infraestructura y Recursos Hídricos, advirtiendo que los fondos necesarios ya están disponibles, pero falta decisión política. Alberto Larrañaga, presidente del Consejo, enfatizó que los productores no pueden esperar décadas para que se completen las obras, comparando la paralización con construir un edificio de 20 pisos y detenerse en el quinto.
Los datos climáticos reflejan la gravedad del fenómeno: en 9 de Julio, se registraron 85 mm en Facundo Quiroga y 76 mm en la ciudad cabecera durante el fin de semana, sumándose a lluvias previas de agosto y dejando más del 50 % del distrito bajo agua. Los Toldos lideró los registros con 148 mm, seguido por Chivilcoy (123 mm), Bragado y General Arenales (120 mm), y acumulados importantes también en O’Brien, 25 de Mayo, Suipacha, Vedia y Saladillo. En Carlos Casares, los productores reportaron más de 118.000 mm acumulados, lo que evidencia la saturación extrema del suelo.
El impacto no se limita a Buenos Aires. En Córdoba, Cruz Alta sufrió más de 330 mm en 24 horas, mientras que en María Teresa (Santa Fe) se registraron 270 mm, provocando inundaciones de calles, colapso de redes de desagües y evacuaciones de familias. A nivel rural, más de 700.000 hectáreas anegadas hicieron intransitables los caminos, impidiendo el ingreso de maquinaria y el traslado de la producción, complicando incluso los trámites para declarar la emergencia.
Las voces de los productores locales son un reflejo de la desesperación generalizada. Hugo Enríquez, presidente de la Sociedad Rural de 9 de Julio, explicó que apenas se sembró entre el 30 % y 35 % del trigo proyectado y que zonas como Quiroga, La Niña, Bacacay, Cambaceres, Santos Unzué y Corbett están muy complicadas, con agua proveniente de Carlos Casares. Pablo Ginestet, dirigente de Carbap, destacó que en los tramos donde ya se ejecutaron obras del Salado, el agua se retiró con rapidez, mientras que en los sectores pendientes los reclamos persisten debido al estancamiento de los excesos hídricos.
El Consejo Asesor del Salado también hizo un reclamo histórico, exigiendo al Gobierno Nacional que reactive de manera inmediata el dragado del tramo IV.2 y se comprometa con las obras complementarias esenciales para que el Plan Maestro funcione correctamente. La paralización de estas obras pone en evidencia la vulnerabilidad de la región frente a lluvias extraordinarias y la necesidad urgente de un plan hídrico integral que permita a los productores y a las comunidades rurales mitigar los efectos de fenómenos climáticos cada vez más frecuentes e intensos.