
La BONARDA es una variedad tinta de gran relevancia en Argentina, siendo la segunda más plantada en superficie después del Malbec.
Su llegada al país se remonta a finales del siglo XIX, traída por inmigrantes provenientes de la región de Saboya, en Francia, cercana a Italia. Internacionalmente, también se la conoce como Corbeau, mientras que en Estados Unidos se la identifica con el nombre de Charbono. En Argentina, su cultivo se concentra principalmente en la región de Cuyo, abarcando las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja, donde las condiciones climáticas cálidas y secas favorecen su desarrollo óptimo.
En el viñedo, la BONARDA es fácilmente reconocible por sus hojas medianas a pequeñas, típicamente extendidas y planchadas, muchas de ellas enteras y con escasa trilobación, de un verde opaco característico. Sus racimos son medianos, cilíndricos y compactos, con bayas esferoidales de tamaño mediano, color negro azulado y pulpa blanda. Esta morfología contribuye a su productividad, pudiendo superar los 20 toneladas por hectárea. Sin embargo, es una variedad susceptible a enfermedades como el oídio y la podredumbre gris, por lo que requiere un manejo vitícola cuidadoso para optimizar su calidad y rendimiento.
Históricamente, la BONARDA se utilizó en Argentina como base para vinos tintos de alta producción, destacándose por su intenso aporte de color. Con el tiempo, se descubrió su potencial enológico, lo que llevó a reducir los rendimientos por hectárea para obtener vinos varietales de alta calidad.
La uva presenta una piel muy fina y un alto contenido de compuestos fenólicos, generando vinos de color rojo rubí intenso con tonalidades violáceas y púrpuras. Aromáticamente, los vinos muestran notas frutales intensas, tanto de frutas rojas como frambuesa, frutilla, cassis y cereza, como de frutas negras tales como mora, ciruela y arándano. En boca, los taninos suaves aportan elegancia y estructura, resultando vinos equilibrados y fáciles de disfrutar.
En el mercado interno, la BONARDA ocupa el cuarto lugar entre los varietales tintos más consumidos, detrás de Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah. En 2024, se comercializaron 87.285 hectolitros de BONARDA puro y 41.242 hectolitros de BONARDA en corte con otras variedades. A lo largo de la última década, el varietal puro experimentó una caída del -30,0%, aunque en 2024 mostró una recuperación significativa del +53,0% respecto a 2023. Por su parte, los cortes de BONARDA registraron un descenso más marcado, pasando de 118.743 hectolitros en 2015 a 41.242 hectolitros en 2024, lo que representa una caída del -65,3% en diez años y del -46,8% en el último año.
En cuanto al mercado externo, durante 2024 las exportaciones de vinos varietales BONARDA y sus cortes alcanzaron un total de 16.744 hectolitros, con un valor FOB de 4.493.000 dólares, lo que da un precio promedio de 2,68 dólares por litro, notablemente inferior al promedio de 3,55 U$S/litro de todos los varietales argentinos. Del total exportado, el 65,5% correspondió a varietal puro y el 34,5% a cortes con otras variedades, reflejando tanto el interés creciente por los vinos varietales de calidad como los desafíos que enfrenta la BONARDA en términos de posicionamiento internacional.
La BONARDA, por sus características vitícolas y enológicas, representa una oportunidad tanto para la elaboración de vinos de gran color y fruta como para el desarrollo de productos premium que permitan potenciar su imagen en mercados internos y externos, consolidando su lugar dentro del panorama vitivinícola argentino.