
Las principales bajas se concentraron en la industria automotriz y en el complejo de químicos y plásticos, dos sectores clave por su peso en el entramado industrial y su efecto derrame sobre otras actividades.
Aun así, el sector en su conjunto mostró una leve mejora mensual del 0,4% en la medición desestacionalizada respecto de octubre, lo que sugiere una incipiente estabilización tras varios meses de desempeño negativo.
La industria manufacturera registró en noviembre una caída interanual del 6,1%, de acuerdo con el Índice de Producción Industrial (IPI) elaborado por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Este resultado representa el peor desempeño en los últimos 16 meses y confirma la persistencia de un escenario recesivo para el sector fabril, afectado por la debilidad del mercado interno, las restricciones financieras y un contexto externo menos favorable.
Según el informe de FIEL, la mayor contracción interanual se observó en la industria automotriz. El sector atraviesa un período de fuerte ajuste, marcado por una significativa reducción en la producción de vehículos, una caída pronunciada en las ventas y los patentamientos, y un retroceso adicional en las exportaciones. En este último punto, influyó especialmente la menor demanda desde Brasil, principal socio comercial de la Argentina en este rubro, lo que impactó directamente en las plantas locales orientadas al mercado externo.
En paralelo, la fundación destacó la contracción en la producción de químicos y plásticos, un segmento estratégico tanto para la industria como para el agro y el consumo masivo. Las bajas más relevantes se dieron en agroquímicos, jabones y detergentes, y neumáticos, reflejando tanto la menor actividad agrícola como la caída del consumo y la desaceleración del transporte y la industria automotriz. Estos datos fueron difundidos también por el ámbito periodístico especializado, que remarcó la amplitud de la retracción en estos subsectores.
En el otro extremo del desempeño sectorial, se registraron incrementos en la producción de minerales no metálicos —impulsados en parte por cierta reactivación puntual de la construcción— y en alimentos y bebidas. Sin embargo, incluso dentro de este último rubro se observaron comportamientos dispares, con caídas en la producción de carnes y bebidas, lo que evidencia que la mejora no fue homogénea y que el consumo interno continúa mostrando señales de debilidad.
A pesar del mal resultado interanual, noviembre dejó una señal moderadamente positiva en términos de corto plazo: por segundo mes consecutivo, la medición desestacionalizada mostró una suba mensual del 0,4%. Este dato sugiere que la actividad podría estar encontrando un piso, aunque todavía en niveles bajos y con una recuperación frágil.
En cuanto al acumulado de 2025, el IPI de FIEL exhibe hasta noviembre un retroceso del 0,5%, a falta de apenas un mes para el cierre del año. Este balance negativo confirma que la industria no logrará revertir completamente las pérdidas acumuladas, pese a algunas mejoras puntuales en determinados sectores.
A nivel sectorial, las mayores caídas en lo que va de 2025 se concentraron en Insumos químicos y plásticos (-9,5%), Papel y celulosa (-5,2%) y Metalmecánica (-3,1%), todos ellos rubros muy sensibles a la evolución del mercado interno y de la inversión. En contraste, las principales subas correspondieron a Minerales no metálicos (+6,5%), Alimentos y bebidas (+3,3%) y Petróleo procesado (+3,1%), actividades que lograron sostenerse mejor por la demanda específica de ciertos segmentos o por factores externos.
Con estos resultados, FIEL proyecta que la industria cerrará 2025 con una caída por tercer año consecutivo, consolidando un ciclo prolongado de estancamiento y retroceso. No obstante, para 2026 la entidad prevé un escenario de recuperación gradual, aunque con desempeños sectoriales heterogéneos, donde algunos rubros podrían mostrar una mejora más rápida que otros, en función de la evolución del consumo, la inversión, el crédito y el contexto macroeconómico general.