
Durante agosto de 2025, el Semáforo de Economías Regionales presentó un panorama de leve mejora en comparación con el mes anterior, aunque todavía con varios sectores atravesando dificultades.
En total, se registraron 6 actividades en verde, 8 en amarillo y 5 en rojo, reflejando un escenario heterogéneo entre las distintas producciones regionales del país.
El informe destacó que tres actividades cambiaron de categoría respecto a julio. Entre ellas, sobresalen granos y peras y manzanas, que lograron pasar a la categoría verde gracias a una combinación de precios más favorables, buena producción y mercados externos más dinámicos. También se destacó la mandioca, que ascendió de rojo a amarillo, mostrando señales de recuperación principalmente en el componente de mercado, aunque aún enfrenta desafíos en rentabilidad.
El Semáforo de Economías Regionales, elaborado por el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), analiza tres componentes fundamentales:
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Negocio, que mide la evolución de precios y costos, tanto en términos mensuales como interanuales.
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Productivo, que examina la superficie o el stock disponible y el volumen de producción.
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Mercado, que considera la evolución de exportaciones, importaciones y el consumo interno de cada sector.
Las actividades en rojo —que incluyen yerba mate, arroz, papa, vino y mosto, y hortalizas— continúan mostrando un deterioro en el componente negocio. Los precios de venta, en la mayoría de los casos, han quedado rezagados frente a la inflación y al constante incremento de los costos productivos (como energía, transporte y mano de obra). Esto ha reducido los márgenes de rentabilidad, generando una situación de vulnerabilidad para los productores. En el caso del vino y el mosto, el exceso de oferta interna y la limitada capacidad exportadora presionan aún más los precios locales, mientras que para la yerba mate el estancamiento de la demanda interna y la falta de incentivos comerciales agravan el cuadro.
En el componente productivo, el comportamiento fue dispar: algunos sectores mostraron aumentos en la superficie o en los volúmenes de producción, mientras otros redujeron su actividad ante los menores márgenes de ganancia. En el componente mercado, las exportaciones sirvieron como válvula de escape para varias economías, permitiendo canalizar excedentes y atenuar la presión sobre el consumo doméstico. Sin embargo, el contexto de apreciación cambiaria, normalización de pagos de importaciones y apertura comercial provocó también un incremento notable de las importaciones, lo que afecta la competitividad de las producciones nacionales.
En contraste, las actividades en verde —bovinos, porcinos, aves, ovinos, granos y peras y manzanas— atraviesan una etapa de mejora sostenida. Estos sectores se beneficiaron de una evolución de precios por encima de la inflación, un repunte en la productividad y una demanda tanto interna como externa más sólida. En el caso de las carnes y los granos, la diversificación de mercados y la mayor eficiencia productiva contribuyeron a consolidar su posición favorable.
Finalmente, las actividades en amarillo —algodón, actividad forestal, miel, maní, leche, tabaco, cítricos dulces y mandioca— mantienen un desempeño intermedio. No experimentaron cambios drásticos ni hacia la mejora ni hacia el deterioro. Sus tres componentes (negocio, productivo y mercado) se mantuvieron estables, aunque con desafíos latentes vinculados a la volatilidad de costos y a la competencia internacional. La mandioca, recientemente incorporada a esta categoría, muestra indicios de reactivación en precios y demanda, lo que podría anticipar una mejora más sostenida si las condiciones del mercado se mantienen.
En síntesis, el Semáforo de agosto refleja un panorama mixto para las economías regionales argentinas: una leve tendencia positiva en algunos rubros, principalmente los vinculados a la ganadería y a la fruticultura, pero persisten señales de alarma en sectores claves como el vitivinícola, la yerba mate y las hortalizas, que siguen enfrentando un entorno de costos elevados y precios rezagados