
SanCor, una de las cooperativas lácteas históricamente más importantes de Argentina, atraviesa una de las crisis financieras más profundas de su historia.
La empresa reconoció pasivos superiores a los 400 millones de dólares y propuso un plan de reestructuración que incluye la reducción de aproximadamente 300 empleados y la venta de activos no estratégicos para intentar recuperar su equilibrio económico.
La presentación de este plan se realizó ante el Juzgado Civil y Comercial de la 4ª Nominación de Rafaela, en respuesta a una intimación judicial que exigía medidas concretas ante el deterioro financiero de la cooperativa.
El plan de crisis, elaborado en un documento de 11 páginas firmado por el apoderado Mariano Vainman, combina varias estrategias: acuerdos con acreedores, reestructuración laboral, venta de activos y convenios industriales con terceros. La cooperativa admite haber perdido alrededor del 60% de sus ingresos en el último año y señala que su acceso al crédito bancario está completamente bloqueado debido a su estado concursal. Los pasivos laborales ascienden a aproximadamente 83.000 millones de pesos, incluyendo salarios atrasados, aportes y aguinaldos impagos, mientras que la deuda total supera los 400 millones de dólares.
Actualmente, la operativa de SanCor está gravemente limitada: el 90% de sus plantas industriales están paralizadas. En su mejor momento, procesaba 3 millones de litros diarios de leche, pero hoy apenas alcanza los 550.000 litros, en su mayoría bajo contratos de producción para terceros como Elcor, Saputo, San Ignacio y La Tarantela. De las 14 plantas que operaba, solo seis continúan activas y lo hacen a baja capacidad, con frecuentes interrupciones de producción.
El plan judicial propuesto contempla un enfoque en dos etapas. La primera busca lograr un equilibrio operativo, asegurando que la facturación corriente cubra los costos mensuales esenciales. La segunda etapa apunta a generar liquidez mediante la venta de bienes no productivos, incluyendo plantas inactivas, depósitos y propiedades, con el objetivo de aliviar parte de la carga financiera de la cooperativa.
El ajuste de personal es uno de los puntos centrales de la propuesta. Actualmente, el gasto en personal constituye la mayor parte de la estructura de costos. Por ello, SanCor plantea reducir su plantilla de 940 a poco más de 630 trabajadores, aplicando un sistema de “jornadas libres” y recortes administrativos. Además, la cooperativa busca fortalecer alianzas industriales que le permitan elaborar productos para terceros y compartir los márgenes de compra de insumos, con el fin de mejorar la eficiencia y mantener la continuidad de la producción.
En cuanto a la producción, la planta de Devoto funciona al 50% de su capacidad en mantecas y cremas; Balnearia y La Carlota producen quesos al 60% y 50%, respectivamente; mientras que Gálvez y Sunchales operan al mínimo. El plan incluye también la reactivación de la planta de San Guillermo, actualmente paralizada por conflictos gremiales.
Desde la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) se advirtió que la propuesta implicaría nuevos recortes laborales en un contexto ya marcado por despidos, suspensiones y salarios adeudados. El gremio, semanas atrás, había solicitado la quiebra de la cooperativa debido a incumplimientos reiterados en los pagos a los empleados.
El juez Guillermo Adrián Vales evaluará la presentación en los próximos días. Si la propuesta es aceptada, SanCor buscará ganar tiempo para atraer inversores y reactivar su producción, intentando salir del concurso preventivo. En caso de que el plan sea rechazado, la cooperativa podría enfrentar una liquidación forzada, con la venta de activos para saldar deudas, lo que significaría la desaparición definitiva de una de las marcas más emblemáticas del sector lácteo argentino, que durante décadas representó un pilar de la industria nacional.
Esta situación refleja no solo los problemas internos de gestión y la caída de la producción, sino también el contexto económico complejo del sector lácteo en Argentina, donde las cooperativas y empresas privadas enfrentan desafíos relacionados con la inflación, la presión de costos y la dificultad para acceder a financiamiento. La resolución del caso de SanCor podría convertirse en un precedente importante para otras cooperativas del país que atraviesan dificultades similares.