
El Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur ha generado reacciones contrastantes entre distintos actores del sector agroalimentario europeo.
Mientras que el Copa-Cogeca, que agrupa a agricultores, ganaderos y cooperativas de la UE, ha expresado su rechazo, argumentando posibles riesgos para la producción local y la presión sobre los precios agrícolas, la industria láctea europea, representada por la Asociación Europea de Productos Lácteos (EDA, por sus siglas en inglés), lo percibe como un avance estratégico hacia un comercio más libre, justo y sostenible.
Según la EDA, este acuerdo no solo fortalece la posición comercial de Europa en un entorno global cada vez más competitivo, sino que también contribuye a la resiliencia del sector lácteo europeo, permitiendo a las empresas mantener y expandir su influencia en mercados internacionales. La industria destaca que el acuerdo abre oportunidades significativas para aumentar las exportaciones, garantizando un acceso sin trabas mediante la reducción y eliminación progresiva de aranceles, así como la eliminación de barreras no arancelarias que históricamente dificultaban la entrada de productos europeos en los países del Mercosur.
Las estimaciones de la Comisión Europea sugieren que, gracias a este acuerdo, las exportaciones anuales de la UE podrían crecer hasta un 39%, mientras que el Producto Interno Bruto (PIB) podría aumentar en 77.600 millones de euros. Además, se prevé que las exportaciones agroalimentarias experimenten un incremento cercano al 50%, posicionando al sector lácteo entre los más beneficiados por el tratado. En particular, el contingente arancelario de 30.000 toneladas de queso multiplica por diez las exportaciones actuales hacia los países del Mercosur, lo que representa una mejora sustancial en competitividad para los productores europeos.
El acuerdo también incorpora salvaguardias legales destinadas a proteger más de 350 productos agroalimentarios europeos de alta calidad, lo que refleja un esfuerzo por equilibrar el acceso a nuevos mercados con la preservación de la identidad y los estándares de los productos europeos. Para el sector lácteo, esto supone no solo un incremento en las oportunidades de exportación, sino también una garantía de que los productos de calidad estarán protegidos frente a la competencia desleal.
Desde una perspectiva económica, la industria europea de procesamiento de leche representa un componente clave de la balanza comercial de la UE. En 2024, aportó más de 18.000 millones de euros, con diez de las veinte mayores empresas lácteas del mundo ubicadas en Europa. Este sector está directamente vinculado a más de 45.000 empleos relacionados con la exportación y mantiene un entramado productivo que incluye a aproximadamente 530.000 productores lecheros, demostrando su relevancia tanto para la economía como para el tejido social europeo.
En conclusión, mientras algunos actores del sector agrícola europeo temen impactos negativos en la producción local, la industria láctea ve en el acuerdo una oportunidad para consolidar su competitividad global, aumentar sus exportaciones y garantizar la protección de productos europeos de alta calidad, contribuyendo al crecimiento económico y a la estabilidad de un sector estratégico para la Unión Europea.