
El mercado internacional de granos atraviesa un momento de particular tensión y volatilidad, impulsado principalmente por los movimientos de China, que históricamente ha sido el mayor comprador mundial de soja.
Tras la guerra comercial entre Estados Unidos y China a comienzos del año, el gigante asiático se vio obligado a redirigir sus compras hacia Sudamérica, con Brasil liderando el suministro. Sin embargo, esa dinámica comienza a cambiar debido al agotamiento de la oferta regional, lo que abre la posibilidad de que China retome compras desde Estados Unidos, una situación que podría generar impactos significativos tanto en precios como en estrategias comerciales globales.
Dante Romano, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destacó que para Estados Unidos esta situación también representa un desafío. “El país tiene una cosecha de soja enorme a punto de salir al mercado. Para cumplir con las proyecciones de stock, necesitaría vender mucho a China, pero hasta ahora no hay confirmaciones de acuerdos concretos”, explicó. Esto deja al mercado estadounidense en un estado de incertidumbre, donde la competencia con los proveedores sudamericanos podría marcar la diferencia en los precios internacionales.
En cuanto al maíz, Romano señaló que los precios internacionales han caído lo suficiente como para que el grano estadounidense recupere cierta competitividad. Sin embargo, aún existe un volumen considerable de maíz sin vender en Brasil y Argentina, donde los productores han sido reacios a desprenderse de sus cosechas, lo que elevó el premio local y redujo la competitividad frente a los mercados internacionales. Esto implica que, para que el maíz sudamericano pueda colocarse en mercados externos, sería necesaria una reducción significativa de precios.
Brasil, por su parte, tiene la capacidad de absorber parte de ese excedente en su consumo interno. El especialista recordó que se anunciaron inversiones que permitirán sumar cerca de 6 millones de toneladas en apenas un año, lo que fortalecería la demanda local y podría aliviar la presión sobre los precios internacionales.
Otro factor que influye en la dinámica del mercado son las proyecciones del USDA y los resultados del tour de PROFARMER, que generan estimaciones dispares y mueven los precios de soja y maíz. En trigo, la situación es diferente: se consolida un escenario de abundancia global. Las producciones del hemisferio norte crecen, y tanto Argentina como Australia esperan buenas cosechas, generando expectativas de precios a la baja y aumentando la presión sobre los productores locales para vender al menor costo posible.
En el plano local, la industria y las exportaciones muestran un fuerte interés por asegurarse soja, mientras que las operaciones de maíz siguen siendo limitadas debido a la expectativa de precios y la reticencia de los productores. Romano advirtió que, aunque las lluvias anticipan una buena cosecha de trigo, los valores actuales no resultan atractivos y existe un notable atraso en las ventas, lo que podría desencadenar una presión bajista cuando llegue el momento de cosechar.
De cara al nuevo ciclo agrícola, se espera que el área destinada a maíz experimente una recuperación respecto al año anterior. No obstante, factores como la baja de precios relativa frente a la soja, el aumento del costo de fertilizantes y los excesos de lluvias en el noreste bonaerense podrían moderar los planes de siembra y afectar la rentabilidad esperada. En este contexto, los mercados estarán muy atentos a las decisiones de China, la evolución de la oferta sudamericana y los movimientos de Estados Unidos, ya que cualquier cambio podría redefinir la competitividad global y la estrategia de comercialización de los principales productores.
En síntesis, el equilibrio entre oferta, demanda y precios de granos como soja, maíz y trigo se encuentra en un punto crítico, y la definición de origen y la capacidad de las regiones productoras para colocar sus excedentes jugarán un papel clave en los próximos meses. Los analistas coinciden en que las decisiones de China y la respuesta de los productores locales serán determinantes para establecer las tendencias del mercado internacional.