
El panorama ganadero en América del Sur y Europa presenta tendencias marcadamente distintas, reflejando las dinámicas y desafíos que enfrentan ambos continentes.
En Sudamérica, Uruguay ha logrado consolidar su posición como un líder en la producción de carne bovina, alcanzando un peso medio de 264 kilos por cabeza en el primer trimestre de 2025, lo que supera al de Brasil, cuyo promedio se sitúa en 252 kilos. Esta evolución en Uruguay es atribuible a una efectiva estrategia de intensificación productiva, que incluye mejoras en etapas clave como la recría y el engorde a corral.
Brasil, por otro lado, aunque experimentó un notable aumento en el peso promedio de faena entre 2018 y 2021, ha enfrentado un retroceso recientemente debido a un incremento en la faena impulsada por la mayor participación de hembras. A pesar de que el total de cabezas sacrificadas en junio de 2025 registró un crecimiento interanual, la caída del 6,22% en la faena de vacas y vaquillonas en comparación con el mes anterior indica una posible reestructuración en la composición del rodeo brasileño.
En contraste, Europa enfrenta una caída sostenida en su censo ganadero. Los datos de 2024 revelan descensos en los stocks de cerdos, bovinos, ovejas y cabras, lo que refleja una transformación estructural influenciada por regulaciones ambientales, cambios en la demanda y políticas de bienestar animal. Esta situación plantea un desafío, dado que el continente debe equilibrar la presión social y climática con la necesidad de mantener su producción ganadera.
En resumen, mientras América del Sur se posiciona cada vez más como un proveedor crucial de proteínas animales en el mercado global, Europa debe adaptarse a un entorno cambiante que amenaza su producción ganadera tradicional. Esta dicotomía resalta las distintas realidades y estrategias necesarias en cada región para afrontar los retos del futuro.