El contexto que enfrenta la apicultura en la región es complicado, especialmente debido a las sequías que han afectado las floraciones y, por ende, la producción de miel.
Hugo Quillet, secretario de la Cooperativa Apícola Patagonia, resalta el impacto que la energía y los costos de combustibles tienen en la rentabilidad del sector, un aspecto crítico dado que el traslado a los campos es esencial para el cuidado de las colmenas.
A pesar de la disminución en el número de apicultores durante períodos difíciles, la cantidad de colmenas se mantiene o incluso aumenta, ya que los productores buscan evitar la pérdida de enjambres y así maximizar su producción. La resiliencia del sector se manifiesta en la capacidad de adaptarse y buscar soluciones más allá de la mera cosecha de miel. Esto incluye la asistencia a nuevos apicultores, la oferta de cursos de actualización y el apoyo en la provisión de insumos a precios competitivos.
Un ejemplo claro de esta estrategia es la gestión de costos relacionados con los envases de miel, donde la cooperativa logró reducir el gasto para los apicultores, a pesar de que estos materiales están en alza. Además, el enfoque en la salud de las colmenas y el suministro de productos como medicamentos y sustitutos alimenticios muestra una intención de garantizar la sostenibilidad y el desarrollo del sector, incluso en tiempos de crisis. Con todo, el futuro de la apicultura local dependerá de su capacidad para adaptarse y encontrar nuevas maneras de generar rentabilidad en un entorno económico desafiante.