La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación ha decidido disolver los regímenes de promoción de la ganadería ovina, de llamas, caprina, bubalina y bovina en zonas áridas mediante el Decreto N° 408/2025.
Esta decisión se basa en que las condiciones que motivaron la creación de estos regímenes han cambiado significativamente, lo que exige la adopción de enfoques más integrales, flexibles y orientados a resultados.
El régimen de la ganadería ovina y de llamas, establecido por la Ley Nº 25.422 en 2001 y prorrogado varias veces, utilizaba un esquema de financiamiento que incluía Aportes Reintegrables y No Reintegrables, pero se ha considerado ineficaz. La nueva estrategia contemplará la generación de líneas de crédito y financiamiento a partir del sector privado, evitando el uso de subsidios públicos. A lo largo de dos décadas, el stock ovino ha disminuido de 13.029.000 a 11.967.429, lo que demuestra la falta de impacto del régimen en el incremento de las existencias.
Similarmente, la Ley Nº 26.141, que promovía la ganadería caprina desde 2006, a pesar de algunos logros en formalización y sanidad, ha mostrado una pérdida de dinamismo y actualmente no se encontraba en ejecución. Este patrón se repite en las leyes que regulaban la ganadería bovina y bubalina en zonas áridas (Leyes Nº 27.066 y 27.076), cuyos esquemas diferenciados han fomentado la fragmentación de la política agropecuaria.
La coexistencia de regímenes específicos para cada especie contribuía a la desarticulación de las cadenas ganaderas y dificultaba una estrategia integrada en el sector. Por ende, la derogación de estas leyes busca facilitar un enfoque más coherente y sostenible, en línea con las necesidades actuales del sector agropecuario.