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El Presidente De BIMA Ofreció Una Visión Optimista Sobre Las Perspectivas Económicas Del País



En su disertación en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en el marco de los 30 años de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (CLERA), el economista Claudio Zuchovicki —presidente de BIMA (Bolsas y Mercados Argentinos)— ofreció una visión optimista pero prudente sobre las perspectivas económicas del país. 

Subrayó que las mejoras observadas en distintos indicadores dependen de la continuidad y profundidad de las reformas estructurales que impulsa el Gobierno nacional. “La pelota está debajo del arco, solo depende de la ejecución”, afirmó, sintetizando su visión sobre el momento económico actual.

Durante la Jornada Técnica de Legumbres, realizada el jueves pasado en la Bolsa de Cereales, Zuchovicki destacó un cambio significativo en el clima económico: “Lo más positivo hoy es que ya no estamos discutiendo el camino, sino la velocidad del cambio”. Según su análisis, por primera vez en muchos años existe un consenso básico en la Argentina respecto a la dirección que debe seguir la política económica. Las diferencias, explicó, radican en los matices y en los tiempos de implementación, aspectos que resultan determinantes para los inversores que evalúan proyectos a mediano y largo plazo.

El economista señaló que el principal mandato del actual Gobierno es vencer la inflación, y que la clave para lograrlo es eliminar la emisión monetaria. “La buena noticia es que ya hay superávit fiscal”, resaltó. En ese sentido, explicó que el país está transitando un proceso de desactivación de las fuentes de creación monetaria, tanto las directas —vía déficit fiscal— como las indirectas, entre ellas el financiamiento del Banco Central al Tesoro. “El Tesoro está tomando la deuda, los bancos están volviendo a ser bancos, y eso libera pesos. Estamos viendo una desmonetización extrema que va a permitir que bajen las tasas reales”, detalló.

Zuchovicki recordó que los momentos de mayor estabilidad y crecimiento económico en la historia argentina coincidieron con períodos de superávit fiscal: “A la Argentina le fue bien cuando gastó menos de lo que recaudó: en los 90, entre 2003 y 2008, y ahora otra vez. No hay magia, hay disciplina”.

La ola tecnológica y el rol argentino

El economista también vinculó el contexto económico con la revolución tecnológica global impulsada por la Inteligencia Artificial (IA), a la que considera el principal motor de crecimiento del siglo XXI. “El 80% de lo que necesita la IA es energía y el 20% es minería. ¿Conocen algún país que exporte alimento, energía y minería al mismo tiempo, con democracia y cierta seguridad jurídica? Eso es Argentina”, enfatizó, señalando que el país reúne una combinación de factores única a nivel mundial.

Argentina, explicó, posee tres elementos esenciales que el mundo demanda en simultáneo: energía, gracias al desarrollo de Vaca Muerta y el avance hacia el autoabastecimiento; minerales críticos, como el litio y el cobre, esenciales para la transición energética global; y alimentos, en un escenario internacional que ha vuelto a priorizar la seguridad alimentaria. “Acaban de descubrir el yacimiento de cobre más grande del mundo en Catamarca. ¿En serio nos vamos a ir? ¿En serio no la vamos a pelear?”, expresó con énfasis ante el auditorio, apelando al orgullo y la oportunidad nacional.

En su análisis, Zuchovicki remarcó que el país se encuentra exportando actualmente lo que el mundo más necesita: energía que antes importaba, minería que antes no explotaba y conocimiento que ahora se expande a escala global. Este nuevo escenario, afirmó, permite sostener un superávit comercial que podría consolidarse con políticas estables y de largo plazo.

Activos subvaluados y contexto internacional

Otro punto que alimenta el optimismo del economista es el bajo valor actual de los activos argentinos, lo que, en su opinión, representa un gran potencial de recuperación. “Argentina está barata”, resumió. Para ilustrarlo, comparó el precio del metro cuadrado de construcción en Buenos Aires con el de otras capitales: “En nuestra ciudad, se necesitan solo dos meses de salario promedio para comprar un metro cuadrado, mientras que en Caracas se requieren diez sueldos. Esa diferencia muestra la subvaluación y el margen de rebote”.

Asimismo, Zuchovicki destacó que el contexto internacional actual es especialmente favorable para economías emergentes como la argentina. Las perspectivas de tasas de interés globales más bajas y un dólar más débil tienden a valorizar los recursos naturales y los productos que exporta el país. “Pocas veces en la historia reciente se vio un escenario tan propicio para nuestra región. Cuando el dólar se debilita, lo que vende Argentina vale más”, explicó.

El regreso de la economía real

Tras años de recesión y desconfianza, el economista consideró que el rebote de la economía real es inminente. Según su análisis, los precios de los activos locales habían caído a niveles que reflejaban más miedo que valor. “El mercado estaba sobrecubierto y sobre negativo. Los precios reflejaban pánico, no fundamentos. Por eso la bolsa sube: porque los precios estaban demasiado bajos”, señaló.

Zuchovicki proyectó que el foco económico está desplazándose gradualmente de la macro a la microeconomía, con las empresas concentradas nuevamente en sus márgenes, productividad y costos internos. “2026 va a ser el año de la economía real, inevitablemente”, pronosticó, anticipando una etapa de expansión productiva y recomposición del tejido empresarial.

No obstante, advirtió que la sostenibilidad de ese crecimiento dependerá de la concreción de reformas estructurales, especialmente en los ámbitos laboral e impositivo. “La reforma laboral es urgente. Un salario de un millón de pesos le cuesta al empleador 1,8 millones, pero el trabajador solo recibe 800 mil. Hay que formalizar el empleo, no castigar al que contrata”, subrayó, enfatizando la necesidad de modernizar las reglas de contratación y reducir la presión fiscal sobre el trabajo formal.

Finalmente, Zuchovicki se mostró confiado en que existe un amplio consenso social respecto al rumbo económico: “El 70% de los argentinos está de acuerdo en la dirección del cambio. Las bases están. Solo falta sostener el esfuerzo y avanzar con decisión”.

Concluyó su exposición señalando que Argentina atraviesa una coyuntura única, en la que la disciplina fiscal, la estabilidad macroeconómica y la oportunidad tecnológica global podrían converger para iniciar un nuevo ciclo de desarrollo sostenido.

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