
El Segundo Encuentro para el Desarrollo Hortícola Regional realizado en Casbas, partido de Guaminí, constituyó un espacio de articulación interinstitucional orientado a potenciar la horticultura como actividad estratégica para el sudoeste bonaerense.
La jornada fue encabezada por el ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, y contó con la participación de intendentes, productores, cooperativas, técnicos, instituciones educativas y representantes de la Mesa Hortícola Regional, lo que evidenció un enfoque integral y territorial del sector.
La intervención principal del ministro se centró en la función estructural que cumple la horticultura en el abastecimiento de alimentos frescos dentro del sistema agroalimentario provincial. Rodríguez destacó que Buenos Aires posee una matriz productiva capaz de generar prácticamente todos los alimentos consumidos en la jurisdicción, salvo la yerba mate y la caña de azúcar. Esta situación permite caracterizar a la provincia como un territorio agroalimentario autosuficiente en términos de frutas y hortalizas, aunque a la vez presenta asimetrías geográficas relevantes en el acceso a estos bienes esenciales.
El funcionario explicó que el cordón hortícola del Gran La Plata y el de Mar del Plata concentran la mayor parte de la oferta de hortalizas, lo que obliga a trasladar alimentos por distancias que superan los 500 kilómetros para abastecer al interior. Según su análisis, esta dependencia logística genera vulnerabilidad en los mercados regionales, incrementa costos, reduce la frescura y acorta la vida útil de los productos. El desarrollo de polos productivos distribuidos en el territorio se interpreta, por lo tanto, como una pieza fundamental para garantizar seguridad alimentaria y promover economías locales.
Los asistentes compartieron resultados positivos derivados de políticas provinciales como Agricultura Familiar en Marcha, el FONEDA y el Fondo Fiduciario Provincia en Marcha. Estas herramientas financieras posibilitaron la incorporación de tecnologías de riego, maquinaria y equipamiento, así como también el fortalecimiento de capacidades organizativas en municipios como Guaminí, Salliqueló, Hipólito Yrigoyen y Daireaux.
Rodríguez incorporó a su diagnóstico la coyuntura macroeconómica nacional. Subrayó que la caída del poder adquisitivo de la población generó una reducción directa del consumo de proteínas animales y vegetales, lo que derivó en una menor demanda de frutas y verduras. A esto se suma la marcada brecha entre la inflación de los alimentos y los precios percibidos en origen, que según indicó crecieron hasta 20 puntos porcentuales por debajo del índice general. La apertura de importaciones fue señalada como un factor adicional de presión sobre la producción local, con ejemplos inéditos como la entrada de tomates, zanahorias y cebollas desde Brasil, en contraposición con la histórica capacidad exportadora argentina, especialmente desde la región del Valle Bonaerense del Río Colorado.
El ministro expuso además los problemas derivados de las elevadas tasas de interés, que restringen el acceso al crédito para financiar la siembra y la compra de insumos. Ante la discontinudad de programas nacionales como ProHuerta, Cambio Rural y la Secretaría de Agricultura Familiar, la Provincia intenta sostener al entramado productivo mediante líneas de crédito a valor producto, el Banco de Insumos, asistencia específica para horticultores y la consolidación de Mercados Bonaerenses, esquema que facilita la comercialización directa y se beneficia de herramientas como la Cuenta DNI para estimular la demanda.
Otra política destacada fue la promoción de la agroecología y de la industrialización en pequeña escala a través del régimen de Pequeñas Unidades Productivas Alimentarias (PUPPA), que habilita la elaboración legal de conservas y otros alimentos de valor agregado en origen, reduciendo pérdidas poscosecha y abriendo nuevas vías de comercialización. Asimismo, Rodríguez puso en valor el programa de Incubadoras de Cooperativas, que estimuló la creación de más de 130 entidades orientadas a la economía social y la eficiencia en compras y ventas.
La dimensión educativa ocupó un lugar relevante. El ministro remarcó que la difusión del conocimiento sobre producción y consumo de alimentos saludables entre niños y jóvenes será decisiva para la sostenibilidad de la horticultura regional. En este sentido, el programa Huertas Bonaerenses busca instalar espacios productivos y pedagógicos en escuelas y comunidades, fortaleciendo la cultura del autoconsumo y del abastecimiento local.
Luego del evento central, la comitiva realizó una recorrida que permitió observar avances concretos del acompañamiento estatal. En el Frigorífico Casbas se verificaron mejoras tecnológicas que optimizan los procesos de faena y envasado, mientras que en la Chacra Experimental Carhué se pudieron conocer ensayos y actividades de extensión dirigidas al ecosistema productivo del distrito de Adolfo Alsina. Finalmente, en el Frigorífico Alsina se analizaron estrategias para la integración de pequeños y medianos productores a la cadena de valor cárnica, profundizando la competitividad regional.
El conjunto de actividades reforzó la idea de que la horticultura constituye un vector central de desarrollo económico, nutricional y territorial para el sudoeste bonaerense. La articulación entre Estado, productores y sector cooperativo aparece como un requisito indispensable para consolidar una producción más equitativa, sustentable y orientada al abastecimiento de proximidad, con beneficios directos para las comunidades locales y para toda la provincia de Buenos Aires.